Los vecinos del distrito Latina llevan años luchando con el Ayuntamiento de Madrid para que entierre la autovía que no los deja vivir en paz. Los ruidos ininterrumpidos y la contaminación omnipresente han sido dos lastres que los residentes pensaron que soltarían con el anuncio del consistorio del soterramiento de la A-5, en el tramo de la carretera de Extremadura. La obra, que costará, en principio, 347 millones de euros, se hará en un tramo de 3,7 kilómetros en el que viven más de 50.000 vecinos de Lucero, Batán, Cuatro Vientos, Campamento y Aluche. Pero el proyecto original que presentó el Ayuntamiento hace dos años difiere del anunciado en febrero. El nuevo contempla la salida del túnel 700 metros antes, lo que deja a más de 12.000 vecinos de Aluche y Campamento sin los beneficios de esta obra, según explica Andrés Piñeiro, presidente de la asociación vecinal de Campamento. Este domingo, los afectados han cortado dos carriles de la A-5 para pedir al Ayuntamiento “que ejecute el proyecto que presentó en febrero del 2022”, explican los convocantes en un comunicado.
Los excluidos del soterramiento de la A-5, por donde circulan 130.000 vehículos diariamente, llegaron antes del medio día al punto donde converge la autovía con la carretera del Boadilla de Monte. Piñeiro portaba el megáfono. Minutos antes del corte de la carretera, recordó a los vecinos: “Llevamos cinco años escuchando un proyecto de soterramiento hasta la avenida los poblados”. La petición es que la obra “vaya de la avenida de Portugal hasta después de la avenida de los Poblados, porque allí ya no hay viviendas”.El Ayuntamiento ha justificado que el soterramiento se hará en dos fases. La primera ―la de la discordia― llegará hasta la calle de Illescas, aunque originalmente abarcaba un tramo más largo. La segunda, que se enmarca dentro de la Operación Campamento y cuya ejecución depende del Gobierno central, debería incluir, a ojos del Consistorio, el soterramiento de la A-5 hasta la avenida de los Poblados. Sin embargo, el Ministerio de Vivienda ha aclarado que ese tramo no ha estado incluido nunca en la Operación Campamento. En síntesis, el Ayuntamiento le ha tirado la pelota al Ejecutivo central, que se mantiene en su posición de financiar solamente las obras a partir de la avenida de los Poblados. Los vecinos de Aluche y Campamento invaden la A-5, el 17 de marzo de 2024.
En la manifestación, el corte de la autovía se retrasó unos minutos por la tardanza de la unidad policial que ha escoltado la marcha. La batucada hacía lo suyo, el repicar de los tambores insuflaba confianza a los manifestantes que pasaron de las decenas a los centenares cuando el reloj marcó las doce. Los vecinos, inquietos por la espera, decidieron actuar por su cuenta. Primero, un puñado de manifestantes invadió tímidamente uno de los cuatro carriles de la concurrida autovía, un acto que incitó a la masa a ocupar la totalidad de la carretera. Una marea de aplausos tronó para celebrar el corte del tráfico, mientras los coches comenzaban a represarse. En ese momento llegó la policía, que despejó dos carriles para el tránsito vehicular y los dos sobrantes los dejó para la marcha. Los 600 asistentes, según la delegación de Gobierno, recorrieron los 700 metros de la promesa incumplida, al compás de arengas como “el Ayuntamiento asfixia a Campamento” o “nos han engañado con este soterrado”.
La marcha finalizó sobre las 14.00 en la intersección de la A-5 con la avenida los poblados. Fue la última actividad de una serie de intervenciones que se han producido en los últimos días, como la campaña virtual de recolección de firmas en Change.org, que ya roza los 2.000 respaldos, o las mesas de pedagogía con los vecinos para explicar el nuevo proyecto de Almeida.En el manifiesto final, leído por Piñeiro, los vecinos han defendido: “Se tiene que soterrar porque esto es una injusticia. Las ciudades han de ser cada vez más verdes, más habitables, más capaces de hacernos felices y que mejoren nuestra vida y nuestra salud, no que la empeoren”.