En el número 32 de la calle Marcelo Usera, un edificio okupado por personas vulnerables, se ha convertido en un lugar de terror para sus ocupantes. Hace un año, el bloque, perteneciente a un banco, fue ocupado y desde entonces ha sido escenario de violencia y conflictos constantes.
Uno de los okupantes, un hombre violento que se dedica al tráfico de drogas, ha propiciado palizas a vecinos como Rosa, quien se ve obligada a atrincherarse en su vivienda cada noche por temor a represalias. Este hombre ha llegado a expulsar a otras personas que habitaban el edificio, robándoles sus pertenencias en el proceso.
Además, otro individuo conocido como el ‘abre-puertas’ ha generado un clima de miedo en el edificio, intentando intimidar a los ocupantes para que abandonen las viviendas y poder alquilarlas a un precio de 350 euros por habitación.
A pesar de que los okupas han denunciado esta situación y están buscando soluciones como un alquiler social, siguen viviendo en constante temor debido a la presencia de individuos violentos y problemáticos en el edificio.