Algo salió trágicamente mal. Con esta frase calificó Benjamín Netanyahu la matanza perpetrada la noche del pasado domingo por un bombardeo del ejército israelí sobre un campo de desplazados en Rafah. En este ataque perdieron la vida alrededor de 50 palestinos, la mayoría mujeres y niños, muchos de ellos murieron asfixiados por el humo o abrasados por las llamas provocadas por las bombas. A la vista de estas palabras, y teniendo en cuenta que en casi ocho meses de asedio en Gaza han muerto más de 35.000 palestinos inocentes (un simple cálculo da un promedio de, aproximadamente, 155 muertos al día), cabría preguntar a Netanyahu qué es lo que ha salido bien en este tiempo. Definitivamente, Netanyahu se ha convertido en la versión corregida y aumentada de Herodes.