Los museos de Metro Madrid, cinco espacios históricos y artísticos ubicados en distintos puntos de la capital, reabren este viernes sus puertas tras el parón estival con nuevas museografías elaboradas para profundizar en el contexto, en el entorno, en la ingeniería y arquitectura de cada espacio y nuevos contenidos digitales que se visualizan a través de pantallas de gran formato. Durante el pasado año, estas instalaciones se consolidaron como espacios culturales de referencia, tras recibir un 13% más de visitantes que 2022, con un total de 100.000 visitantes y una nota global de satisfacción de un 9,83 sobre 10. En el primer semestre del año, más de 87.000 personas han visitado los museos y las exposiciones de Metro, según los datos facilitados por la compañía del suburbano.
Los museos de Metro Madrid incluyen cuatro espacios de un valor histórico incuestionable diseñados por el famoso arquitecto Antonio Palacios como son la Nave de Motores, el vestíbulo de Pacífico, Ópera y la estación de Chamberí, a los que se une la exposición de trenes históricos de la estación de Chamartín. Todos ellos se pueden visitar gratuitamente los fines de semana con cita previa, teniendo en cuenta que solo se requiere para acceder a los mismos el título de transportes.
En concreto, la estación de Chamartín (líneas 1 y 10 de Metro) acoge la exposición de trenes clásicos y permite visionar auténticas joyas históricas, ya que cuenta con los primeros modelos de coches que datan de 1919 hasta los que circularon hasta 1965. La Nave de Motores, que fue construida entre 1922 y 1924, conserva su aspecto original y cuenta con la maquinaria que, en su momento, sirvió para generar y transformar la energía con la que funcionaban los convoyes. El edificio destaca por la claridad de su concepción, la atención al detalle y la buena ejecución que caracterizan todo el trabajo de Palacios, uno de los grandes artífices de la imagen de la ciudad de la primera mitad del siglo XX. Por otro lado, la de Chamberí, conocida como la Estación Fantasma, permitirá a quien la visite volver al Madrid de los años 50 y 60 descendiendo tan solo unos escalones. El emplazamiento pertenece a la primera línea de la compañía, inaugurada en 1919, que contaba con ocho estaciones y que, a principios de los años 60, fue clausurada al aumentar la longitud de los trenes. Su diseño es obra también del arquitecto de Metro, que eligió para el interior un recubrimiento cerámico con juegos ornamentales. Sus carteles publicitarios son uno de sus grandes atractivos, ya que se conservan prácticamente tal y como fueron creados en la década de los años 20.
En la estación de Ópera (líneas 2, 5 y Ramal), los visitantes podrán contemplar el mayor museo arqueológico bajo tierra de la capital, un espacio de 200 metros cuadrados donde se pueden ver restos arqueológicos de los siglos XVI y XVII, pertenecientes a la Fuente de los Caños del Peral, el Acueducto de Amaniel y la Alcantarilla del Arenal. Finalmente, el vestíbulo de Pacífico (líneas 1 y 6) ha sido rehabilitado y conserva el mismo aspecto en el que se encontraba en el año 1923, momento en el que se inauguró la estación, hasta su cierre definitivo en 1966. La decoración del espacio ha sido restaurado conservando todos y cada uno de los elementos arquitectónicos originales que el arquitecto Antonio Palacios dispuso para el diseño de la estación.
Otro de los atractivos que ofrecen estos espacios es poder conseguir una recompensa si se completa todo el recorrido. Todo ello, mediante el Pasaporte de los Museos, con el que visitar, además de estos enclaves, otros tres emplazamientos como la exposición de Gran Vía, el vestíbulo de Tirso de Molina y el centro Paleontológico de Carpetana. Una vez terminado y sellado, los poseedores del documento pueden acudir a las tiendas del suburbano, localizadas en Sol y Plaza de Castilla, para obtener un regalo especial.