María Eugenia y Carlos compraron en 2022 un ático luminoso, con una gran terraza y buenas vistas en Coslada. En el momento de compra, de más de 200.000 euros, sabían que iban a construir otro edificio al lado con el mismo número de alturas que el suyo. Dos años después, cuando han levantado la nueva obra se han quedado encerrados por una estructura aún de hormigón y de 3 plantas más que su inmueble, es decir 8 alturas. «Nos dijeron que el edificio de al lado tendría la misma altura», lamentan los propietarios.
Ahora se encuentran aprisionados por una torre, a solo 5 metros de distancia de los pisos, que les quita la luz, la ventilación y de la que solo reciben polvo, restos de cemento, suciedad de todo tipo de materiales y un ruido infernal. La imagen es dantesca.
Esta pareja compró la vivienda para alquilarla y obtener una renta, pero el inquilino ya les ha adelantado que en esas condiciones no puede continuar con el alquiler. Las obras se meten dentro de la vivienda. «No hay intimidad. El ruido empieza a las siete de la mañana y la suciedad está por todas partes», dice Cristina, la arrendataria.
Los vecinos han acudido al ayuntamiento, pero parece que la nueva construcción cumple las normas urbanísticas por sorprendente que parezca. No obstante, el consistorio se ha comprometido a realizar una inspección para verificar que se ajusta a la legalidad.