El Ayuntamiento de Madrid se gastará casi un millón de euros en un proyecto piloto para iluminar por las noches 560 metros del cauce del río Manzanares, a la altura de la presa seis en Madrid Río, para “hacer más atractivo este entorno de la ciudad para residentes y visitantes”. Sin embargo, el anuncio, hecho este lunes, ha alertado a ambientalistas y ornitólogos, que advierten de que la luz proyectada directamente en el cauce puede afectar a la fauna que se ha instalado en el río tras el proceso de renaturalización que comenzó en 2016. Ecologistas en Acción ha pedido al Ayuntamiento que reconsidere la intervención. Las obras para instalar los proyectores comenzarán en julio y se prolongarán durante ocho meses, por lo que la “experiencia nocturna amable”, como lo define el Consistorio, se estrenará en 2025.
La luz de colores saldrá desde los márgenes del cauce, a través de 61 proyectores en 57 puntos entre el puente Oblicuo y la pasarela de Andorra, a los que se sumarán cuatro proyectores con mayor potencia para destacar la presa, según explica el Ayuntamiento. Los dispositivos “[son] capaces de resaltar amplias estructuras a más de 30 metros de distancia y mezclar distintas tonalidades de color”, destaca el comunicado. Pero el proyecto no se detendrá ahí. “La instalación es escalable para asumir ampliaciones futuras”, celebra el Ayuntamiento, que ha argumentado que la iluminación ofrecerá “una experiencia nocturna amable y más segura a vecinos y visitantes”.
Santiago Martín Barajas, miembro de Ecologistas en Acción desde su fundación en 1998 y testigo de la recuperación del río Manzanares, critica que el proyecto “es innecesario” y denuncia que “sí va a afectar la fauna”. “Los animales ya aguantan bastante la presencia humana, pero meterle iluminación nocturna en un periodo en el que están más tranquilos tiene efectos negativos sobre especies de aves y podría hacer que algunas abandonen el río”, teme Martín. Más de 120 especies de pájaros habitan el Manzanares recuperado, según cálculos de esta asociación. Entre ellas, destacan las garzas reales, las martinetas y las agachadizas y la presencia aves migratorias que llegan en invierno desde el norte de Europa.
Martín Barajas, que ha seguido la evolución del ecosistema durante los últimos ocho años, lamenta que esto pueda afectar el proceso de renaturalización. “Se ha conseguido la recuperación y se ha destacado a nivel nacional e internacional. Esto no se puede empañar con acciones innecesarias. Si quieren iluminar los puentes históricos, está bien; pero no el cauce del río”, agrega.