Según los últimos datos del Ayuntamiento de Madrid de 2023, casi el 25% de la población de Carabanchel tiene más de 60 años. Es en las personas mayores de los barrios obreros en quienes las agencias inmobiliarias se focalizan. Su modelo de negocio se basa, en general, en vender muchos inmuebles a precios más económicos que los del centro de Madrid y obtener un porcentaje más alto en la compraventa, que puede ir desde el 3% hasta el 9%.Aquí, las operaciones derivadas de herencias pueden cerrarse en pocas semanas o incluso días. “Vendemos basura para basureros”, afirma A. F., un hombre de 32 años que trabaja en uno de los franquiciados de la zona y que prefiere no dar su nombre tras reconocer que “no pueden ser hipócritas”. “Esta es una zona en la que, si trabajas bien, puedes sacar mucha pasta. Nosotros debemos mantener un perfil bajo, no puedes venir aquí con tu Mercedes después de haberle sacado 15.000 euros a una anciana que se va a una residencia. Tienes que mantener esa discreción para que no se te caiga la cara de vergüenza”, asume.La competitividad de los jóvenes agentes inmobiliariosGeneral Ricardos es la arteria central de Carabanchel y el mejor escaparate. Todo el que va o viene de algún sitio pasa irremediablemente por aquí. Eso lo saben bien las agencias, que buscan con ahínco la mejor ubicación. Sin embargo, la localización no es garantía de éxito ante esta escasez de oferta y la proliferación de portales inmobiliarios digitales. Para convertirte en el más poderoso del lugar hace falta recorrer las calles palmo a palmo y tener mil ojos a tu disposición.Tras los cristales de la oficina de Tempocasa donde se publicitan los pisos vendidos —algunos en un día, según la inmobiliaria— Giovanni Malfatti, de 29 años, dirige bajo unos exigentes objetivos semanales a los cinco hombres que tiene a su servicio: Paúl Ríos, de 25 años; Érik Rojas, de 30; Christian Gómez, de 28; y Daniel Pineda, de 30, al que acompaña su hermano menor, Kevin. El ambicioso propósito para estos siete días consiste en hacer 1.233 contactos —vecinos nuevos con los que se ha hablado—, lograr 28 noticias —viviendas a la venta descubiertas— y realizar 19 tasaciones de inmuebles, tres al día como mínimo.“Trabajamos al máximo, como un tractor, abarcando todo lo que se pueda. Según nuestros cálculos, una de cada 108 personas en San Isidro, que tiene 40.000 habitantes, vende un piso. Es una relación alta. Digamos que esto es una torta enorme y el objetivo de todos es hacernos en el trozo más grande posible”, argumenta Malfatti, que nació en Colombia y se mudó a Italia para iniciarse en esta agencia inmobiliaria después de estudiar para controlador de vuelo.“La razón por la que muchos hombres jóvenes se meten a este mundo es que aquí se gana en función de lo que consigues. Cuanto más hagas, más vas a aportar, es la ley de los números. En otra empresa puedes tardar 20 años en tener un puesto de responsabilidad, aquí, si lo haces bien, cada tres o cuatro años vas cambiando de rol y antes de los 30 puedes ser el jefe de una oficina”, expresa.Daniel Pineda, observando un bloque de edificios antes de entrar a hacer puerta fría.
David ExpósitoLa escasez de oferta y las numerosas inmobiliarias a su alrededor podrían resultar un problema, aunque para Daniel Pineda son un incentivo. “Donde más hay es donde más dinero se puede hacer. Si hay competencia y el piso te lo llevas tú, demuestras quién manda de verdad”, cuenta. En esta agencia, el sueldo base del trabajador es de unos 1.000 euros y el resto va en función de los objetivos. De cada operación, el empleado se lleva el 10% del beneficio de la empresa, que suele ser del 3% del vendedor y el 4% del comprador.Pineda asegura que le encanta su trabajo y que, en unos meses, espera estar ingresando unos 5.000 euros mensuales. Para ello, en ocasiones deberá servirse de maniobras mal vistas dentro del sector, pero que todos reconocen practicar. Por ejemplo, Pineda ha detectado recientemente a través de Idealista un bajo exterior a la venta con otra inmobiliaria, en el número 32 de Alejandro Sánchez.Aun así, el agente se está intentando poner en contacto con el propietario para hacerle una mejor. “La agencia no es de la zona, por eso le doy cacería. Es el negocio. Le diré al propietario que los clientes que le han conseguido son pocos y que me dé la oportunidad de traerle el doble en una semana. Si el resto se confía, ahí estoy yo”, advierte. “Tan importante es captar un piso, como saber protegerlo de los demás”.Pineda, dejando publicidad en un portal de la calle Alejandro Sánchez.
David Expósito